El Afgano, que es una de las razas más antiguas del mundo, atrajo por primera vez la atención de Occidente en el siglo XIX. Sus orígenes exactos se desconocen, aunque abundan las leyendas. En Afganistán cohabitan diferentes variaciones de la raza y se utilizan para guardar y guiar rebaños y ganado, así como para ayudar en la caza en la montaña de ciervos, antílopes, liebres e incluso depredadores como los lobos, los chacales y los leopardos de las nieves.

El Afgano es un perro de aspecto noble que luce con orgullo y elegancia su largo y brillante pelaje, que es su mayor atractivo. Es una raza grande con una altura de 68 a 74 cm en la edad adulta para el macho y de 63 a 69 cm en el caso de las hembras. Su magnífico pelaje puede ser de cualquier color, desde negro a plateado, pasando por todos los colores y combinaciones posibles. El peso medio es de 25 kg aproximadamente con un mínimo de unos 20 kg y un máximo de unos 27 kg dependiendo del sexo y la constitución del perro.

A menudo se muestra distante con los desconocidos, por lo que es imprescindible la socialización para este regio perro, al igual que un adiestramiento para cachorros, sobre todo para que aprenda a responder a la llamada del dueño. No mostrará ninguna reserva con su familia y las personas a las que conoce. Es extraordinariamente leal y cariñoso. El afgano está hecho para correr y su momento más feliz es cuando corre a toda velocidad con el viento acariciándole el pelaje detrás de una pelota o una ardilla a la que ha descubierto.

El afgano tiene una apariencia regia debido a su orgulloso porte y su manto largo y sedoso. Su cuello es fuerte y arqueado, sus caderas son prominentes, patas largas, aparentemente una curva exagerada en las rodillas y una cola que termina en una curva de rosquilla, todo esto le da un perfil distintivo. El Sabueso afgano tiene una cabeza y hocico largos, angostos y refinados, con una curva convexa del hocico. Las orejas son largas y cubiertas con pelo aún más largo. La corona de la cabeza, los cuartos delanteros, pecho, cuartos traseros, costados y patas están gruesamente cubiertos con pelo largo, fino y sedoso; el manto en la cara y parte trasera del lomo, (silla de montar) es corto y brillante.

El cachorro afgano no se parece al adulto de pelo largo. Tienen pelo rizado en los cachetes (llamados bigotes de chango) y en las monturas. El pelo del cachorro es corto y plumoso, se empieza a caer al año de edad dándole paso al manto lustroso, continuamente creciente al manto de adulto. En movimiento el Sabueso afgano tiene una apariencia sorprendente, debido a su elasticidad, paso poderoso, suave y a su barrido de cabellos.

El Sabueso afgano es un perro de «alto mantenimiento» por un número de razones. A pesar de que son inteligentes, el afgano puede ser difícil de entrenar porque son tercos. Son altamente sensibles para correcciones duras, lo que a menudo deriva en una negación a obedecer. Responden mejor a una guía amable y disciplina firme. El acicalamiento regular es la llave de su mantenimiento en el manto. El afgano requiere baños semanales y cepillado para remover el pelo muerto y prevenir el enredo y caída del pelo, a lo que es propenso. El afgano adulto muda en verano y otoño, y después de estar convaleciente.

Aunque pueden ser buenos perros de apartamento y verdaderos flojos, el afgano requiere mucho ejercicio para no aburrirse y tener comportamientos destructivos como son el masticar cosas. Por lo menos el Afgano debe ser caminado una milla o dos diario, y un jardín bardeado para correr es esencial. La raza es notoria por ignorar las súplicas para venir y mueren por accidentes de carro en todos es una tragedia común. El afgano nunca debe permitírsele vagar sin supervisión, como sus tendencias predadoras pueden traicionarlos es una amenaza para las mascotas del vecindario. Con un entrenamiento apropiado y vigilancia por parte de su dueño, el afgano puede ser compatible con los niños y otras mascotas.

El afgano es extremadamente delgado bajo su grueso manto, y comen menos de lo que su tamaño sugiere. Una comida alta en calidad, posiblemente suplementada con aceites vegetales, puede ayudar a mantener su piel y manto sano. Un calcetín para las orejas se puede usar para prevenir que se mojen o ensucien sus largas orejas cuando comen.

Aunque tradicionalmente la mayoría de perros son buenos con los niños, todos los perros y niños necesitan que se les enseñe a llevarse bien y a respetarse mutuamente para estar seguros. Aun así, los perros y los niños pequeños nunca deberían quedarse solos y los adultos deben supervisar todas las interacciones entre ellos.

Referencias

Follow by Email
Telegram
WhatsApp