El pastor ganadero australiano, también conocido como Boyero australiano, es una raza relativamente reciente, cuyo origen se remonta a Australia y está relacionado con los perros salvajes “Dingo”.

La raza surgió por la necesidad de los ganaderos de conseguir un perro robusto y resistente que les ayudara en las tareas del pastoreo. Al inicio del siglo XIX se solían emplear canes de la raza Smithfields para trabajar con ganado, pero no tenían buena resistencia al calor y se les consideraba demasiado ladradores y mordedores.

A raíz de lo anterior, comenzaron a realizar cruces de los Smithfields con perros Dingo pero la raza no prosperó.

Más tarde se hicieron otros cruces de Dingo con Highland Collies, Dálmatas, Kelpies y Perros ovejeros australianos. De toda esta mezcla se llegó al que conocemos como Pastor ganadero australiano. Este perro compacto y musculoso de tamaño medio mide de 46 a 51 cm (machos) y de 43 a 48 cm (hembras) en la edad adulta, y su peso puede oscilar entre 17 y 23 kg. El pelaje puede ser azul, azul o negro y canela, azul moteado; rojo, rojo y canela o rojo moteado.

El pastor ganadero australiano es cauto con los desconocidos por naturaleza y tiene unos fuertes instintos protectores, por lo que es especialmente importante que tenga a temprana edad una completa socialización. Se aconseja que se trabaje desde cachorro para inhibir el impulso de morder también, ya que algunos perros muerden cuando se excitan demasiado. Es un perro entregado a su familia que puede ser de armas tomar, así que no es una raza recomendable a principiantes, sino que requiere de unos dueños más experimentados.

La salud del pastor ganadero es, en general, una raza sumamente resistente con pocos problemas de salud. Al igual que muchas otras razas, a veces, puede sufrir trastornos oculares hereditarios, displasia de cadera (una enfermedad que provoca problemas con respecto a la movilidad), sordera y desordenes obsesivos compulsivos. Por tanto, se recomienda un examen de la cadera y de los ojos antes de dedicar al perro a la crianza ya que son las enfermedades más comunes.

Esta es una de las razas de perros en las que el cuidado del pelo es muy sencillo. Suele ser suficiente con el cepillado una vez por semana para mantener en forma el pelaje del boyero australiano. Y no es necesario ni bueno bañar al perro con mucha frecuencia, sino que sólo hay que hacerlo cuando es realmente necesario. El espacio mínimo entre los baños debe ser de un mes ya que de lo contrario podríamos estar eliminando su capa de protección natural de la piel.

Los boyeros australianos necesitan mucho ejercicio y mucha atención. Debemos recordar que no son perros para dejar solos en el jardín. Se sentirán confortables en un ambiente rural donde puedan ejercitarse en un gran jardín, especialmente si tienen un compañero de manada con el que correr y disfrutar del medio ambiente.

De vivir en un entorno urbano, el ganadero australiano necesitará al menos 3 paseos diarios en los que pueda eliminar su estrés y ansiedad. También deberá disfrutar de, al menos, 10 minutos en los que pueda correr libremente sin correa. Los deportes caninos pueden ayudar a canalizar las grandes cantidades de energía de los boyeros australianos. No obstante, también podemos ejercitarnos con nuestro perro de forma conjunta. Una idea maravillosa puesto que es una raza que odia la soledad y la vida individualizada.

Los boyeros australianos están muy unidos a sus familias, pero suelen ser desconfiados y reservados con los extraños. También pueden ser torpes con los niños. Por tanto, es muy importante relacionarlo desde cachorros con todo tipo de personas, mascotas y con los diferentes entornos que existen (campo, ciudad, pueblo, playa, entre otros). La variedad en la socialización del cachorro de pastor ganadero australiano será la clave para lograr un perro adulto sociable, feliz, estable y sin miedos.

Por otra parte, estos perros boyeros pueden conseguir resultados excepcionales en algunas especialidades del adiestramiento canino, pero también pueden ser difíciles de entrenar para tareas más domésticas. Son perros muy inteligentes, pero sus fuertes instintos y gran energía los hace difíciles de entrenar para mantener autocontrol en situaciones cotidianas. Especialmente cuando el entrenador es inexperto. El adiestramiento tradicional no da buenos resultados con estos perros y es que los castigos, las riñas y los malos tratos son una forma muy negativa de desarrollar nuestra relación con tan increíble perro. Debemos evitar totalmente este tipo de situaciones utilizando el refuerzo positivo, la paciencia y el propio desarrollo e iniciativa natural del perro. El uso del Clicker, por ejemplo, es totalmente recomendable (Consiste en una cajita pequeña de un botón la cual al presionarla emite un sonido, dándole a entender a la mascota que lo que hizo fue algo bueno, sirve de reforzador de conducta en pocas palabras).

Referencias:

Pastorcitas Ganaderas Australianas de la Dra. Liliana Veytia (Koko – izq. | Luneta – der.)

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