Xoloitzcuintle (mediano)

El xolo, una raza mexicana antiquísima, es desde hace unos 3000 años el compañero de caza de los nativos de América Central y Sudamérica. Venerado por los aztecas, al xoloitzcuintle, que significa «perro dios», se le atribuían unos poderes curativos especiales que le habían conferido los dioses. También se empleaba como ofrenda para los dioses, por lo que se sacrificaba para comerlo después. Hay tres tamaños: miniatura, mediano y estándar.

El Xoloitzcuintle o Xolo es un perro sin pelo, de piel muy suave y ligeramente más largo que alto. La piel puede ser de color negro, gris, rojo, marrón, bronce y rubio. Hay tres tamaños de esta raza. El Xolo mexicano miniatura adulto suele medir de 25 a 35 cm, el mediano, de 36 a 45 cm y el estándar de 46 a 60 cm.

Tranquilo y alegre, este perro está siempre al quite y alerta a lo que ocurre a su alrededor. Algo reservado con los desconocidos, es cariñoso y sociable con su familia.

La principal característica que marca la diferencia entre este perro del resto de las razas es la falta de pelo en la mayoría de su cuerpo. Sin embargo, hay distintas variedades que pueden tener más o menos pelo en diferentes zonas.

En el pasado también cumplía un papel importante dentro de la religión prehispánica, ya que la relación de los humanos con ellos perduraba incluso después de la muerte.

Techichi

El Techichi es una raza extinta de perro pequeño, ancestro del chihuahua que convivió con la cultura Tolteca durante el siglo IX. Su apariencia era muy similar a la de los chihuahuas, pero con un pelaje más largo y una columna más alargada. Se cree que con respecto a su comportamiento, era un perro muy tranquilo al igual que dócil. Se consideraban perros de compañia y se cree que fueron utilizados para trabajos ligeros.

El perro Techichi era considerado un compañero espiritual, sobre todo por la cultura tolteca. Su paso por la cultura prehispánica ha quedado plasmada en un buen número de figuras de arcilla que lo representan muy parecido a los perritos chihuahueños.

Calupoh o perro lobo mexicano

El perro Calupoh es la raza más desconocida de todas las aquí mencionadas. Aunque su origen no es reciente, se han encontrado vestigios de esta raza en Teotihuacán. No es común ver uno en la calle o tener a algún conocido que posea un ejemplar: la razón de esto se debe a que es una raza que se ha recuperado recientemente y se puede considerar como un híbrido entre un perro y el lobo gris.

Su origen se dio de forma natural como resultado de la cruza entre lobos y perros que compartían un territorio. Es el perro más grande de las tres razas mexicanas que actualmente existen con un tamaño que alcanza hasta los 75 cm y un pelaje negro que le da cierto parecido al de los lobos. Su carácter es dócil convirtiéndolo en un perro de compañía.

Se cree que esta raza existió hasta el siglo XVI y tiempo después no se supo más acerca de ellos. Fue hasta mediados de la decada de 1990 cuando especialistas en el tema con un trabajo genético iniciaron trabajos de investigación, recuperación, crianza y conservación de esta ancestral especie.

Como en resultado de esta labor, en 1999 la Federación Canófila Mexicana reconoció al Calupoh como la tercera raza registrada con origen mexicano.

Los perros mexicanos son reconocidos a nivel mundial por ser fuertes y peculiares en su físico, pero sobre todo, por tener un temperamento dócil y muy apegado a las creencias espirituales y religiosas de los mexicanos.

Nuestro camino junto al de nuestros amigos caninos comenzó hace mucho, y seguramente seguirá por más tiempo haciendo que nuestros días sean mejores, ya sea en este mundo o en el otro.

Referencias

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